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  • Writer's pictureMarissa Galván

Small churches are frail.

Small churches are a miracle.

Small churches are dependent.

Small churches are faith filled.

Small churches are at death's door.

Small churches are vital.

Small churches are dysfunctional.

Small churches are the best of families.

Small churches are aspirational.

Small churches are inspirational.

Small churches are invisible.

Small churches are visible.

Small chuches look inside.

Small churches impact outside.

Small churches are individuals.

Small churches are communities.


Small churches live in extremes... but progress is never linear.

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  • Writer's pictureMarissa Galván

No creo en la iglesia

Hace unas semanas atrás estaba en la oficina de un abogado, teniendo una conversación con un familiar. Mi primo, a quien amo entrañablemente, me reta en mi fe, porque es de los que dicen que no cree ni en la luz eléctrica. Mientras conversábamos, la secretaria del abogado nos oyó hablando de temas de creencias y fe y se metió en la conversación como quien no quiere la cosa. Ella no estaba de acuerdo con mi primo. Su posición teológica es que todo el mundo cree en algo, aunque no sea en Dios. Al enterarse de mi posición, nos contó una historia interesante sobre su experiencia en la iglesia.


Ella nos dijo que se había casado con un hombre cristiano que la invitó a ir a la iglesia. Ella asistió, más por él que por otra cosa, pero con su conocimiento de trabajadora social (la profesión que estudió en la universidad) se dio cuenta de que una mujer en la congregación estaba pasando por una situación de violencia doméstica y decidió hablar con la pastora de la iglesia para ofrecerle sus servicios para atender la situación. La pastora la escuchó, y procedió a comentarle que ella no podía servir en esa capacidad porque no daba el diezmo en la iglesia. Después de esa experiencia, ella dejo de asistir a la iglesia y no ha vuelto más. Mi conclusión es que ella dejó de creer en algo... en la iglesia.


¿Una historia de conversión?

Es posible que estén leyendo esta historia y hayan reaccionado como yo… «Jamás y nunca yo diría tal cosa. Nuestra iglesia no es así». Sin embargo, esta historia nos invita a reflexionar sobre el encuentro de Pablo con Jesús en camino a Damasco y sobre las escamas que tiene el ser humano sobre los ojos que no le permiten ver los momentos de acción de gracia de Dios.


El Saulo/Pablo bíblico es descrito como alguien con problemas de manejo de ira que «amenazaba con matar a todos los seguidores del Señor Jesús». Estaba tan furioso este Saulo/Pablo, que pidió un permiso especial para ir a la ciudad de Damasco a sacar a todas las personas que seguían a Jesús de las sinagogas para llevarlas presas a la cárcel de Jerusalén.


Esta es una historia conocida por mucha gente como la conversión de Pablo. Saulo/Pablo va de camino a Damasco y Jesús lo enfrenta. Saulo/Pablo queda ciego por tres días, lo llevan a Damasco, allí se encuentra con Ananías que ora por él, de sus ojos caen escamas como de pescado, Pablo puede ver nuevamente y se convierte en seguidor de Jesús y en uno de los apóstoles más importante. Fin.


Sin embargo, me gustaría proponerles que esta es una historia que tiene algo que decir más allá de la conversión de Pablo y que nos reta a mirar las escamas de nuestros ojos para saber qué debemos hacer para recobrar nuestro entendimiento de cómo ser personas cristianas e iglesia que sigue verdaderamente al Jesús resucitado.


Una nueva manera de entender

Raj Nadella, que es profesor de Nuevo Testamento en el Seminario Teológico de Columbia presenta esta historia como una en donde Saulo/Pablo no es el inconverso que necesita ser convertido para que acepte a Jesús como su salvador personal.


Saulo y Ananías creen, después de todo, en el mismo Dios. En ese momento no hay dos religiones (la judía y la cristiana), sino que se enfrentan aquí dos entendimientos teológicos diferentes de una misma rama religiosa. Saulo no cree que Jesús sea un verdadero profeta de la religión judía. De hecho, sus creencias son tan afectadas por el mensaje de quienes siguen a Jesús, que quiere eliminar a esta mala influencia de su religión.


Nadella dice en su comentario al pasaje que tener diferencias teológicas no es el problema. El problema es que Saulo/Pablo no es capaz de ir más allá de esas diferencias para relacionarse con las personas del supuesto otro bando. Saulo/Pablo no puede aceptar a estas personas como seres humanos y lo que hace la voz de Jesús es retarle a ver a estas personas con un nuevo entendimiento… a verlas como seres humanos que merecen su respeto y su amor.


Antes de ese momento de encuentro, Saulo/Pablo está seguro de quién es Jesús: un falso maestro que está causando problemas e intenta insistir, de todas las maneras posibles, en que las demás personas vean a Cristo de la misma manera que él. Así que, cuando después de tres días las escamas caen de sus ojos, Pablo/Saulo no solamente recobra la visión física, sino que deja de ver a la gente que seguía a Jesús como enemigas. Él aprende a verlas como gente que merecen aceptación, que merecen ser escuchadas y recibidas, a pesar de las diferencias teológicas e ideológicas que pudieran tener.


Sin embargo, aunque Nadella sólo se concentra en Saulo, yo deseo añadir a otra persona a la que también se le cayeron las escamas de los ojos.


Ananías y sus escamas

Aunque no se nos dice que Ananías tenía escamas en los ojos, podemos ver que también podríamos pensar en su caso en esos términos.


Cuando Pablo llega a Damasco, Jesús se comunica a través de una visión con él. Le llama dos veces como lo hace con Saulo/Pablo, le pide que se levante y que vaya a donde está Pablo. Le dice que Pablo ya sabe que él va a venir.


Sin embargo, Ananías conoce a Saulo/Pablo… y no está muy de acuerdo con lo que Jesús le está pidiendo: «Señor, me han contado que en Jerusalén este hombre ha hecho muchas cosas terribles contra tus seguidores. ¡Hasta el jefe de los sacerdotes le ha dado permiso para que atrape aquí, en Damasco, a todos los que te adoran!».


Ananías también tiene escamas en los ojos. Ananías tampoco puede ver más allá de las diferencias ideológicas y teológicas. Ananías no piensa que este hombre merezca calidad de vida. Prefiere que quede ciego, porque le ve y le entiende como un enemigo que hay que inhabilitar.


Sin embargo, Jesús insiste: «Ve, porque yo he elegido a ese hombre para que me sirva. Él hablará de mí ante reyes y gente que no me conoce, y ante el pueblo de Israel. Yo le voy a mostrar lo mucho que va a sufrir por mí». Y aunque Ananías no está ciego por tres días, la insistencia de Jesús hace que sus dudas e incertidumbres se silencien un poco, las escamas caigan de sus ojos y va y ora por este hombre al cuál Jesús ha escogido.


¿Cómo se caen las escamas de los ojos?

Raj Nadella comenta que la gran lección de esta historia es que no es una enseñanza teológica o doctrinal, sino que nos enseña las profundas maneras en las que las personas pueden ser transformadas cuando reconocen el dolor y el daño de tratar de obligar o forzar a otras personas a ver el mundo como ellas lo hacen.


La pastora que le dijo a la secretaria del abogado que no la podía dejar ayudar a esta mujer en una situación de violencia doméstica porque ella (la trabajadora social) no pagaba los diezmos en su iglesia actuó con escamas en los ojos.


Las iglesias que proclaman que sus puertas están abiertas y que sin embargo tienen una lista de condiciones para poder entrar, desde cómo vestirse hasta el estado marital de la persona, desde si la persona tiene algún problema de salud mental, o una incapacidad que hace que tenga que pensar en inclusión, tienen escamas en los ojos.


La persona cristiana que cree en la gracia de Dios, pero que no entiende que esa gracia puede incluir a la gente que ella no acepta o tolera, tiene escamas en sus ojos.


¿Cómo se pueden caer realmente las escamas de los ojos? Aprendiendo de la gran lección de la historia bíblica: reconociendo el dolor y el daño de forzar a otras personas a ver el mundo como lo hacemos, y después de que esa Cristofanía nos transforme, trabajando para lograr que nuestra visión de la gracia se parezca a la de Jesús:


Una gracia que llamó a un hombre que era enemigo de quienes le seguían.


Una gracia que llamó a un hombre que tenía dudas sobre la tarea que Jesús quería que realizara.


Una gracia que sigue llamando a mujeres, a gente con diferentes capacidades, a gente que sufre de ansiedad, a gente que necesita ir al psicólogo, a gente con una manera de amar diferente a la nuestra, a gente con problemas alimentarios, a gente con una teología o ideología política diversa, a gente con diversidad funcional, a gente de todos los colores creados por Dios y a gente como Pablo y Ananías.


Sólo de esa manera caerán las escamas de nuestros ojos. Y no dudes que Jesús te saldrá al encuentro con esa gracia incondicional e infinita. Él no se da por vencido. Te llama una, dos, tres, cuatro veces. Saldrá a tu encuentro, aunque sientas furia. Saldrá a tu encuentro, aunque tengas dudas. Saldrá a tu encuentro, aunque no puedas entender su gracia. Y él quitará las escamas de nuestros ojos, una y otra vez.



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  • Writer's pictureMarissa Galván

El viernes, estaba viendo una película corta de Disney llamada «Us again». Ésta presenta un mundo en donde todo el mundo vive la vida bailando... excepto un hombre mayor que solamente quiere estar en su sillón mirando la televisión. Su pareja, que tiene la misma edad, quiere salir a bailar y trata de invitarlo a que salga. Pero él no quiere. Ella, triste, sale sola y él, después de notar su tristeza mira desde el balcón de su apartamento, buscándola entre la multitud de la gran ciudad. De repente, comienza a llover y sucede algo milagroso... él vuelve a ser joven... y encuentra una razón para bailar nuevamente.




Muerte y resurrección

La película, que fue estrenada en el 2021, parece ser perfecta para los tiempos en que estamos viviendo. Es una invitación a mirar hacia atrás y a seguir adelante, sabiendo que aun cuando el tiempo pasa, aun cuando confrontamos momentos en nuestras vidas que son doloroso... o aun cuando nuestro cuerpo está adolorido... siempre hay una invitación abierta a encontrar el gozo que hay en la vida.


La película me recordó el versículo 16 de 2 Corintios 4, «Por lo tanto, no nos desanimamos. Y aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando de día en día». Al Pablo hablar a la iglesia en Corinto, él le recuerda las implicaciones de seguir al Maestro que, aunque es divino, tiene que pasar por todos los sufrimientos que cualquier ser humano puede enfrentar: no tener una casa, depender de la bondad de personas desconocidas, vivir con el rechazo de las autoridades que le miraban con desconfianza y desprecio, ser acusado y condenado siendo inocente y ser sentenciado a morir en una cruz.


Pablo expresa esto porque es importante que las personas que están teniendo dudas sobre su ministerio lo escuchen. Esas personas dudan, precisamente por lo difícil que le resulta a Pablo hacer su trabajo. Había personas de la iglesia que estaban diciendo que la persecución y el sufrimiento eran señal de fracaso. Pablo está tratando de explicar que es todo lo contrario. Como dice Jennifer V. Pietz, el sufrimiento de Pablo demuestra que él encarna la predicación del evangelio de Aquel que murió para liberar a la gente del pecado y de la muerte, una victoria que es realizada al Dios resucitar a Jesús de la muerte.


Para Pietz, Pablo está tratando de demostrar que toda la vida cristiana envuelve una muerte y resurrección continua en conformidad con el Cristo crucificado y resucitado. En la vida cristiana, la muerte y la resurrección están conectadas como el lamento y la esperanza, y como la gracia y la gratitud, no como términos dualistas o como dos extremos, sino como un proceso de continuidad, en donde la vida está hecha de momentos muerte y resurrección, de momentos de lamento y esperanza, y momentos de gracia y gratitud. Como Cynthia Briggs Kittredge explica, este proceso de vida o de preparación se da en la tensión entre lo externo y lo interno, entre lo presente y lo futuro, entre lo que se ve y lo que no se ve.


Dios de la muerte y la resurrección

El problema es que los seres humanos tenemos problemas en entender esta dinámica. Cuando enfrentamos muerte, se nos hace difícil ver la resurrección. Cuando experimentamos resurrección, caemos al suelo cuando la muerte se aparece. Cuando hay sufrimiento, se nos hace difícil creer en el gozo. Y cuando hay gozo, tratamos de evitar el sufrir, sin entender que siempre está presente y que no es una señal de pecaminosidad, o de que nos han lanzado una maldición... porque es la misma vida a la que se enfrentó el Maestro al que seguimos.


Pablo declara que «aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando de día en día». Tengo 53 años... y sé que entre más pasa el tiempo, las posibilidades de morir van aumentando. Pero mi esperanza en esta vida y algo con lo que estoy trabajando es crecer en mi habilidad de restablecer el gozo, restablecer la esperanza y restablecer la gratitud. Y esa habilidad no viene necesariamente de cosas que son efímeras, fugaces o finitas. Viene de cosas que son eternas. ¿Qué significa esto? Que estoy dependiendo no de mi propia fuera, de mi propio cuerpo, o de mis propios recursos, sino que estoy anclada en aquel que murió y resucitó... y también en la familia que dejo aquí, su iglesia. No estoy sola en mi sufrimiento. No estoy sola en mi dolor. El sufrimiento y el dolor no son signos de que Dios me ha abandonado. Aquel que le ha hecho frente al dolor y a la muerte también puede hacer revivir el gozo y la esperanza.


Vamos a danzar

El final de la película que mencioné anteriormente me sorprendió. La lluvia vuelve joven a la pareja anciana. Comienzan a bailar... pero como siempre sucede, la lluvia se mueve y termina. Las nubes se las lleva el viento. El hombre se da cuenta de que cuando la lluvia deja de tocarlo, él vuelve a envejecer. Él comienza a perseguir la lluvia, agarrando a su amada por la mano. Corre y corre hasta llegar a un muelle. Corre tanto que suelta la mano de su amada y la deja atrás... pero inevitablemente, la lluvia continúa su marcha hacia el océano y el vuelve a la realidad de su vejez.


Triste, vuelve a su paso lento y a sus achaques. De repente mira hacia donde comienza el muelle y ve que su amada está sentada en un banco, mirando hacia el suelo. Camina lentamente hacia ella y se sienta a su lado. Luego, mira hacia la costa y ve que hay un carnaval que ni había notado. Todo el mundo en el carnaval está bailando. Él camina un poco... y al ver todo el baile que le rodea, mira nuevamente a su amada... y la invita a bailar.


Hay muchas cosas que hemos perdido durante este tiempo. Hemos perdido vidas, relaciones, trabajos, salud, confianza y paz... muchas... muchas cosas. Sin embargo, al recordar todo el sufrimiento y la muerte... también Dios nos llama a recordar el gozo y la resurrección, porque la vida está hecha de todas estas cosas.


Dios nos llama a recordar, porque, como Pablo dijo, «bien sabemos que, si se deshace nuestra casa terrenal, es decir, esta tienda que es nuestro cuerpo, en los cielos tenemos de Dios un edificio, una casa eterna, la cual no fue hecha por manos humanas». Recordemos entonces, que Dios nos invita al gozo y a la esperanza... haciendo memoria que a quien seguimos, es el Señor de la danza, como dice el viejo himno.


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