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  • Writer's pictureMarissa Galván

La primavera que va de la muerte a la vida

Una de las cosas que más amo de la primavera específicamente en los Estados Unidos es la oportunidad de ver cómo la naturaleza vuelve a la vida. Ayer salí con mi madre a comprar algunas flores, vegetales, especias, y aún árboles, con un entusiasmo que nunca había sentido. Quizás la pandemia nos vuelve un poco locas y hace que sintamos un deseo intenso por ver vida en medio de tanta muerte.


Un grano de trigo no produce nada, a menos que caiga en la tierra y muera

En la biblia, Jesús usa una parábola para anunciar a los discípulos su inminente muerte. Dice Juan 12 que «entre las personas que habían ido a Jerusalén para la fiesta de la Pascua, había unos griegos» que querían ver a Jesús. Cuando logran su cometido, Jesús comienza a contar una parábola que comunica la importancia y significado de la hora que él dice que ha llegado. Es necesario contarla, porque él quiere comunicar lo que es necesario para cumplir con la misión que Dios le ha dado en la tierra. La muerte debe preceder a la vida y por eso, el explica como un grano de trigo debe caer a la tierra y morir, para entonces dar fruto. El grano debe dejar de ser grano o semilla y convertirse en algo más. Sólo puede dar fruto si muere.


Es posible que si usted sabe un poco más de jardinería que yo, piense que esta explicación de Jesús es un poco sencilla. Después de todo, una semilla necesita más cosas para dar fruto que meramente morir. Necesita agua, sol, el tipo de tierra con los nutrientes adecuados, el tiempo justo y preciso y algunos cuidados para poder crecer, florecer y dar frutos. Sin embargo esa transformación de la que habla Jesús es la esencia de lo que debe suceder... tiene que morir, dejar de ser semilla o cambiar... para dar fruto.


Luego de contar la parábola, Jesús deja claro que ella no habla solamente de lo que él va a hacer, sino que ésta es un reto para quienes le sigan. «Si alguno de ustedes quiere servirme, tiene que obedecerme. Donde yo esté, ahí también estarán los que me sirven. . .». La muerte debe preceder la vida en nuestras propias vidas, si realmente decimos que seguimos a Jesús. Como dice la Rvda. T Denise Anderson, haciendo eco de las palabras de Jesús, quien quiere retener su vida, la perderá en última instancia. O como dice Margaret Farley en su comentario a este pasaje, esto también sucede con los seres humanos que deben en algún sentido morir a su amor por sus propias vidas, porque si se aman a si mismos sobre todas las otras cosas, perderán sus vidas y paradójicamente se auto-destruirán. Yo añadiría que no sólo se destruyen a si mismos... sino que destruyen a otras personas también.


El cambio, aún cuando es bienvenido, significa muerte

Sabemos que la semana santa ya está llegando. Sabemos que el Domingo de ramos nos llevará al Viernes santo y que entonces llegaremos al Domingo de resurrección. Si vas a la iglesia, y si consideras que eres cristiana o cristiano, sabes que los gritos de «hosanna» son sustituidos por los «crucifíquenlo». Creemos que entendemos porque Jesús está hablando de muerte en el momento que comparte su parábola.


Y quizás es posible que pienses en la muerte de la que él está hablando como algo espiritual y abstracto, olvidando totalmente que Jesús tuvo que sufrir y morir físicamente para dar todas las cosas que nos gustan. . . para darnos nueva vida, redención y salvación.


Pero... ninguna de estas cosas sucede sin que la muerte se cruce en el camino. La Rvda. T. Denise Anderson usa una frase en su comentario a Juan 12 que habla de la relación entre el cambio y la muerte: «El cambio, aún cuando es bienvenido, significa muerte». Ella conecta esta frase con su experiencia de pastorear una iglesia que está en el proceso de disolución. Esta iglesia sabe que la muerte está cerca. . . pero la iglesia debe escoger entre morir y desaparecer y morir dando frutos.


Todas las temporadas de Cuaresma y todas las Semanas Santas recibimos el mismo llamado urgente al presenciar la muerte y la resurrección de Jesús. Es un llamado a una verdadera transformación y cambio, no solamente en nuestra vida individual, sino en nuestra vida comunitaria. Debemos convertir esta muerte en un cambio de vida, en una transformación de nuestras palabras y nuestras acciones que honren de alguna manera al Cristo que recordamos durante esta temporada de liturgias y símbolos sacramentales.


Sin embargo... al escribir estas palabras dentro del momento histórico que estamos viviendo. . . en el contexto del odio y el prejuicio en contra de las comunidades asiáticas en los Estados Unidos y probablemente en otros lugares del mundo. . .y en dónde vemos instancias de muerte injusta a nuestro alrededor... quizás es momento de entrar en más detalle sobre qué cosas deben morir para cambiar. . . porque me pregunto cuántas veces Jesús tiene que morir... y cuántas personas inocentes tienen que perder la vida... para que las cosas acaben de cambiar.


Las cosas tienen que cambiar

La Rvda. Laura Mariko Cheifetz escribió un artículo titulado «Being Asian American means living in a country that treats you as a perpetual foreigner. That has to change» (Ser asiática americana significa vivir en un país que te trata perpetuamente como una extrajera. Eso tiene que cambiar), como respuesta al tiroteo que ocurrió el 16 de marzo en Atlanta que cobró la vida de ocho personas, entre ellas las vidas de seis mujeres de origen asiático, específicamente de Corea del Sur y de China.


En este artículo ella comparte su propia furia y dolor, y el dolor de otras personas cuando escucharon lo que había pasado en Atlanta. Ella usa una metáfora que una de sus amigas, Clara Seo, utiliza para describir su dolor, al comentar que es como sentir una cuchara de las que se usan para comer sandías, sacando una bola de su corazón.


Laura luego utiliza esta metáfora para reflexionar sobre cómo la supremacía blanca que reina en los Estados Unidos desgarra un enorme tajo en la sandía que compone nuestro tejido social, y ahora está nuevamente acuchillando nuestro ser. Luego describe muchos ejemplos de esta enorme cuchillada: El tiroteo en la sinagoga Tree of Life en Pittsburgh en el 2018. La comunidad en la iglesia Mother Emmanuel asesinada después de un estudio bíblico en 2015. El tiroteo en el 2012 en el lugar de adoración de la comunidad Sikh en Oak Creek, Wisconsin. Las personas mayores de diferentes países de Asia que han sido golpeadas, empujadas, apuñaladas y asesinadas durante el pasado año. Las mujeres indígenas que han desaparecido y que han sido asesinadas. Los niños y niñas de la comunidad inmigrante, especialmente de México y Centro América que han sufrido la separación de sus familias y que han terminado en la cárcel a lo largo de la frontera o que han desaparecido en un sistema de acogida familiar (foster care) sin que nadie en el sistema sepa dónde están. Ahmaud Arbery, Sandra Bland, Tamir Rice y George Floyd... y añadimos aquí en Louisville a Breonna Taylor.


Luego, ella terminar con un clamor que proclama que no habrá cura para esto hasta que comencemos a reconocer que la civilización estadounidense está formada por pedazos triturados de vidas vulnerables.


Al leer y escuchar... comienzo a pensar nuevamente en la muerte. ¿Qué es lo que tiene que morir? Ciertamente no debe morir la gente vulnerable e inocente. Ciertamente no debe morir la gente que está muriendo porque no somos capaces de cambiar. ¿Cuántas veces más tiene que morir Jesús para que haya un cambio? ¿Cuántas personas inocentes más tienen que morir para que haya un cambio? Mi alma... como la de Jesús... está confundida... y mi frustración y mi tristeza me acuchillan la esperanza.


Sin embargo, al leer y escuchar... pienso en este dibujo de Cerezo Barredo que siempre veo aparecer en esta época del año.


Y aunque tengo que admitir que, al mirarlo nuevamente, puedo entender que la margarita pudo salir del hombre y el maíz salir de la mujer (algo que nunca había notado hasta ahora). . .afirmo que hay fruto que nace del cuerpo inerte de Jesús. Afirmo que hay sostén naciendo del cuerpo inerte de Jesús. Afirmo que hay VIDA naciendo del cuerpo inerte de Jesús. Y recuerdo que esa vida es la vida que Dios quiere para sus hijos e hijas. Recuerdo que esa vida fue una vida de entrega, de amor incondicional, de hacer justicia a quienes fueron rechazados, de restaurar a quienes fueron invisibilizados y de sanar a quienes estaban enfermos. Y por eso pienso que esa vida que Jesús dio como fruto de su muerte no lleva a un hombre que supuestamente está «tratando de eliminar tentaciones pecaminosas» a cometer un acto racista y homicida que grita inconcebiblemente que su vida como hombre blanco es más importante que la vida de siete mujeres y un hombre. Este tipo de acto tiene que morir. ¡Las cosas tienen que cambiar!


El fruto de vida que Jesús deja en su muerte no llevan a un hombre a meterle un puño a una anciana china que simplemente está parada en una esquina. Este tipo de acto tiene que morir. ¡Las cosas tienen que cambiar!


La vida que Jesús deja como legado de su muerte no lleva al odio... no lleva a la violencia... no lleva a ninguno de los ismos que esta sociedad se ha inventado para controlar, para oprimir, para humillar y más horrible aún para asesinar. Estos actos tienen que morir. ¡Las cosas tienen que cambiar!


Y hasta que no reconozcamos que estas partes podridas, venenosas y diabólicas de la civilización americana tienen que morir y que las cosas tienen que cambiar... la gente inocente seguirá muriendo y habrá familias que seguirán sufriendo. La muerte y la resurrección de Jesús seguirán siendo en vano. Y no habrá frutos.


Hay que seguir cantando por quienes no pueden cantar

En la iglesia en donde pastoreo, hemos estado leyendo poesías de mujeres afro-americanas durante la temporada de Cuaresma. La poesía que usamos hoy fue escrita por Ntozake Shange y es parte de una obra de teatro que ella escribió. Al final, la poesía tiene una invitación a cantar por quienes ya han muerto y cuyas voces han sido silenciadas.


sing her song of life (canta su canción de vida)

she’s been dead so long (ella ha estado muerta hace tanto tiempo)

closed in silence so long (cerrada en silencio hace tanto tiempo)

she doesn’t know the sound (ella no conoce el sonido)

of her own voice (de su propia voz)

her infinite beauty (su belleza infinita)

she’s half-notes scattered (ella es notas dispersas y a mitad)

without rhythm/no tune (sin ritmo/ sin tonada)

sing her sighs (canta sus suspiros)

sing the song of her possibilities (canta la canción de sus posibilidades)

sing a righteous gospel (canta un evangelio de justicia)

let her be born (deja que nazca)

let her be born (deja que nazca)

& handled warmly. (y que sea abrazada con amor)


Hay que seguir cantando... para honrar a las vidas inocentes que han muerto... y hay que seguir luchando para que llegue el día en donde muera todo lo que evita el que que este mundo cambie para reflejar la vida y el fruto del que murió y resucitó para darnos nueva vida. Que así nos ayude Dios.


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  • Writer's pictureMarissa Galván

The image of 2020 as a dumpster on fire is everywhere. This, for example. is a sticker for sale.


But somehow I feel 2020 as a bittersweet time. There were so many obituary moments, so many loves lost. At the same time... I can help but feel that it was a time for revelations and revolutions, like the ones you have when you are in a labyrinth. This image from CNN conveys it well.


So... here are a few of my lessons from this most weird, painful and challenging year... in no particular order...


  • Lament and hope are mixed together in such a way, that allow for the discipline of one’s brain to depend on God for both. They are twin sisters that look different but are the same sometimes. And can co-exist at the same time, mixing like coffee and milk.

  • The time with family is precious. Living under the same roof does not necessarily lead to quality time. Time for sitting in the sun is precious. Time for having meaningful conversations without the sound of a tv is a treasure. Time to cook for beloved ones brings joy.

  • I can’t do everything. There is a need to slow down and to look at the mixing of colors between the trees and the sky. I can’t be everything. I need to discern the gifts that God has given me and use them in a focused way. Then I will know how to ask others for help and to invited them to community in order to build the kin-dom of God in the communion table… as it should be.

  • Music and art are a gracious gift from God. I knew music was oxygen… but I need to make time to live and communicate graphically. As a visual person, that sees the hands of God everywhere, I knew of the power of images to communicate… and I need to make efforts not to depend on words so much and to capture what I see in order to express my dreams for the world.

  • Revolutions without revelations cannot enact real change. Revelations without revolutions are in the end blind. There is a need to change hearts and systems. There is a need for pastoral care and for social justice. Jesus cared for the Samaritan woman, but also challenged the governments and principalities that judged her. Revolutions change contexts, revelations change minds.

  • There are needs in the world that are invisible to me. They are not part of my reality… but… that just means that I really need to open my eyes to see it. With privilege comes great responsibility. Life challenges us to be aware, to be connected to, to interact, to relate, to emphasize with one another’s realities, needs, passions, hopes, struggles, dreams and needs. So I will always need to learn, to listen, and to act in ways that lead to inclusion, to love and to grace.

  • And… the lesson that is always there… depend on God… learn from Jesus… and allow the Holy Spirit to lead your way. Always.

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  • Writer's pictureMarissa Galván


Una de las cosas que ha estado ocurriendo durante el tiempo de la pandemia en la Iglesia Presbiteriana Beechmont es la edificación de un jardín de paz. El 8 de noviembre, la iglesia llevó a cabo un culto de adoración en donde se dedicó este jardin a Dios. Reflexionamos sobre Juan 14,25-31, sobre las palabras en uno de los postes de paz, y sobre las definiciones que damos a la palabra "paz" en el mundo.


Jesús dice las palabras que están en Juan 14 durante una cena con sus discípulos. Él sabe que el tiempo de la crucificción se está acercando y que dejará a sus discípulos por cuenta propia. Por eso, todas sus palabras son intencionales y le llevan a momentos de enseñanza, mientras tiene una audiencia cautiva que recordará sus palabras.


Juan 14,25-31 son palabras que dan la seguridad a sus discípulos de que no quedarán huérfanos. Dios, nuestra madre y padre, les enviará un compañero, al Espíritu Santo, que les dirigirá y les recordará todo lo que Jesús les ha enseñado. Y después de que les da esta seguridad, les dice, "La paz les dejo, mi paz les doy. No como el mundo la da yo se la doy a ustedes. No se turbe su corazón ni tenga miedo".


Al escuchar estas palabras familiares, me llama la atención la frase "No como el mundo la da yo se las doy". Y al leerlas nuevamente me pregunto por qué Jesús hace esta clarificación.


Quizás es porque Jesús nos invita a siempre estar alertas ante las maneras en que el mundo define las cosas. Por ejemplo, sabemos que la paz ha sido definida como aceptar las cosas como son y que no debemos expresar indignación o furia. Sabemos que la paz ha sido usada para silenciar y ha veces para oprimir. Sabemos que la manera en que algunos gobiernos en este mundo buscan la paz es siempre a través de la guerra. Y sabemos que la paz ha sido invocada para decirle a las mujeres que están siendo demasiado emocionales, haciendo demasiada bulla y que deben controlar sus sentimientos. Y si tomamos todo esto en cuenta... sabemos que las definiciones de paz que el mundo da... no son necesariamente la definición de paz de la que Jesús habla.


Osvaldo Vena, un profesor de Nuevo Testamento, en su comentario sobre este pasaje, nos recuerda que la paz que Jesús da constrasta enormemente con la paz del mundo. Estas palabras de Jesús se dan en el contexto de la Pax Romana, una paz establecida con dominación, opresión y violencia. Por esto, Jesús está diciendo, sin ninguna duda, que esta NO es la clase de paz que él da o la clase de paz en la que desarrolla su vida.


Por eso... después de cualquier ansiedad que venga a la vida, quiero desafiarte para que mantengas los ojos abiertos buscando definiciones... y quiero hacerlo usando las palabras del poste de la paz que Edna usó en su poste de la paz... porque me parece que son buenas instrucciones para el día de hoy.



Reflexiona: Haz preguntas. Por ejemplo, pregúntate que enseñanzas tiene esta elección para nuestras vidas y para la vida de este país. ¿Qué dice el proceso sobre la paz? ¿Qué nos dice sobre la justicia? ¿Sobre el amor? ¿Sobre como todas estas cosas están disponibles, no sólo para quienes tienen recursos y estabilidad en sus vidas, sino también para quienes son pobres, o quienes son parte de grupos marginalizados? ¿Es esta la paz de la que Cristo estaba hablando?


Cambia: Si después de hacer preguntas notas que tu definición de paz es desafiada... entonces necesitas cambiarla... aún si eso significa que necesitas cambiar la manera en que vives, la manera en que relacionas con otras personas y la manera en que hablas y actuas. Abre tu mente y tu corazón a la flexibilidad y al cambio.

Participa: Encuentra a otras personas que no sean parte de tu "burbuja" para tener conversaciones sobre sus definiciones de paz y justicia. Es posible que encuentres que esas definiciones provocan incomodidad... y eso es una buena cosa. Se que estamos cansados y cansadas, pero no hay tiempo de echar para atrás. Participa. Recuerda que, aunque tu vida no dependa de participar, la vida de otras personas si dependen de ello... literalmente.

Preocúpate: Preocúpate... cuida de otros... preocúpate, preocúpate, cuida de otras... preocúpate... preocúpate... y cuida más. La apatía no tiene lugar en la familia de Dios.

Respeta: Aún cuando alguien no piensa como tú, habla como tú, se viste como tú, vive como tú, o ama como tú. Como alguien que respeto dijo "Cuando la gente tire por lo bajo, compórtate por todo lo alto". El respetar tiene todo que ver con ver a la gente como seres humanos que cometen errores, que son dignos, que no son perfectos y que merecen humanidad y no que les demonizen.


Sana: En este mundo de COVID, pensamos en la salud física como algo muy importante. Sin embargo, el tener paz también da sanidad. La guerra es devastadora. La opresión hiere el alma de tal manera que destruye su vida. La paz sana. El trabajar por una paz que signifique bienestar para otras personas es importante. El trabajar por una paz que de derechos a otras personas es importante. El trabajar por una paz que busque maneras de eliminar el pecado de tratar de resolver todo con guerras es sanidad.... en un mundo que realmente significa ser sanado.

Cree: Este es el último y pienso que el más importante. Creen en la paz que Jesús está ofreciendo. Tener fe en ella. Encontrar nuestra esperanza en ella. Creer en que el reinado de Dios, en que la familia de Dios es una posibilidad y decisión real para este mundo. Creer en que, aunque las cosas se vean desalentadoras, la luz y la esperanza siempre son posibles. Cree. Cree. Cree. Y vive con la seguridad, con la confianza, y con el conocimiento firme de que las promesas de Jesús de que tendremos al Espíritu Santo y que este nunca nos dejará y de que nos deja su paz, esa paz que es bienestar y abundancia para TODO EL MUNDO... está con su pueblo hoy... y para siempre. Amén.

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