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  • Writer's pictureMarissa Galván

No digas «Descanse en paz»

Arelis Cardona es la pastora que predicó en mi ordenación. Estudiamos juntas en el seminario y tuvimos varias clases en común. En una ocasión tuvimos una conversación en donde descubrí que a ella no le gustaba la frase «descanse en paz». Si tu conocieras a Arelis, tu te darías cuenta de porqué. Ella es una mujer que no para nunca, es una mujer que siempre está moviéndose. Es una pastora apasionada y persistente, quien en algunas ocasiones ha tenido dos o tres trabajos. Así que me imagino que, para ella, la posibilidad de ir al cielo a descansar en paz no es muy atrayente. Puedo pensar que para ella el cielo es una continuación de su relación con Dios, algo que ella no ve como algo pasivo o inactivo. Como una mujer que lucha intencionalmente en contra de la violencia de género en Puerto Rico, la veo como alguien que no puede descansar hasta que se le haga justicia a estas mujeres que han sufrido y hasta que han muerto a manos de sus compañeros. Por eso, cuando pienso en Arelis, pienso en todas las mujeres en el mundo que luchan sin descanso por lograr justicia en el mundo.


La viuda persistente

En Lucas 18,1-8, Jesús cuenta una parábola sobre una mujer que me recuerda a estas mujeres. Como quizás has escuchado o leído, las viudas en los tiempos antiguos no tenían esposo, no tenían herencia y no tenían un estatus social. La Biblia siempre está haciendo advertencias sobre no hacer injusticias en contra de las viudas... sin embargo, las viudas siempre parecen ser objetos de injusticia y abuso... y esta viuda ha sufrido una injusticia departe de un adversario. Para alguien en una posición tan vulnerable, esta situación puede ser de vida o muerte.


Imagina que has perdido una moneda de 25 centavos. Si tienes un billete de 100.00 dólares en tu bolsillo, es posible que puedas vivir con la perdida y que no busques la moneda con tanta insistencia. Pero... si solamente tienes 50 centavos en tu bolsillo, y pierdes la mitad de eso... hay urgencia en la búsqueda si no tienes casi nada.


Por eso, la viuda insiste e insiste. Toca y toca a la puerta de este juez, que se describe a si mismo como alguien que ni le temía a Dios ni respetaba al ser humano. Ella insiste hasta que él se cansa de escuchar sus reclamos por justicia y le dice, «¡Ya! ¡Suficiente! No me moleste más. Le daré lo que quiera si me deja en paz».



Ella insiste, persiste y resiste... hasta que consigue que se le haga justicia.

Entonces Jesús termina la parábola con una lección: «Oigan lo que dice el juez injusto. ¿Y Dios no hará justicia a sus escogidos que claman a él de día y de noche? ¿Les hará esperar? Les digo que los defenderá pronto».


Como dice la Rvda. Dra. Margit Ernst-Habib, esta parábola tiene muchas interpretaciones teológicas: la oración y la confianza, justicia y liberación, juicio y fe, persistencia y resistencia, la primera y la segunda venida de Cristo y la vida del pueblo creyente entre otras. Sin embargo, me quiero concentrar en la habilidad de Dios de persistir y resistir... y en la respuesta de la viuda a la persistencia y la resistencia de Dios.



Dios provee justicia

Jesús nos dice a través de la parábola que Dios no es como ningún juez terrenal. Dios escucha. Dios responde. Dios da justicia. Dios se preocupa. La Biblia está llena de momentos y ejemplos de eso. Dios es persistente y paciente con un pueblo que ha rechazado a Dios una y otra vez. Jesús usa esta parábola para recordarle al pueblo que Dios es fiel. Sin embargo, Jesús nos lanza un reto final... «Sin embargo, cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?». La viuda en este caso, se convierte en el ejemplo y en la respuesta a esta pregunta. Dios encontrará fe y fidelidad en la tierra si somos como la viuda.


Dios encontrará fidelidad si oramos sin cesar. Dios encontrará fidelidad si luchamos en contra de la injusticia. Dios encontrará fidelidad si actuamos con valentía en contra de los poderes y principados de nuestro tiempo. Si somos como la viuda, podremos responder al reto de la pregunta de Jesús al final de la parábola con un rotundo afirmativo: el Hijo del hombre hallará fe en la tierra si seguimos el ejemplo de Dios y si somos como esta persistente viuda.


Resistencia / Insistencia / Persitencia / Denuncia / Empeño / Persistencia

Cuando miramos a esta viuda, pensamos en toda la gente que es vulnerable en este mundo... pero la vulnerabilidad no es sinónimo de la impotencia. Amo algo que leí que escribió el Rvdo. Dr. Ediberto López dice en su comentario sobre este pasaje que «la persona vulnerable tiene que poner a los poderosos en desventaja moral. Solo así, los/as oprimidos lograrán la atención de los/as poderosos/as». Amén.


Al mirar lo que está pasando en nuestro tiempo, sigo creyendo tercamente en ese dicho que en inglés dice «When they go low, we go high». Cuando alguien quiera hacernos vivir en oscuridad, tenemos que buscar y vivir en la luz. Quizás somos vulnerables y sentimos que no tenemos poder para cambiar las injusticias en el mundo. Pero la viuda nos invita a agarrarnos de aquellas cosas que nos dar verdadero poder: la oración, la justicia, la persistencia, la insistencia, la resistencia, la denuncia, la determinación y sobre todas las cosas, agarrarnos de la fe en Dios... quien siempre ha sido fiel.


Recientemente tuve una conversación sobre esta parábola con otra de las mujeres fuertes de mi vida, otra de mis viudas. Su nombre es Rosalie Torres. Ella estaba compartiendo conmigo su interpretación de la frase «Rest In Peace». Para ella, las letras R.I.P se convierten en una sigla que significa Resistencia, Insistencia, Persistencia. Solo así se consigue la verdadera paz. Yo hice la observación de que no funcionaba en español... y ella me dijo que pensaría al respecto. Pero al analizar, yo encontré palabras relacionadas: Descanse en paz / D.E.P. / Denuncia, Empeño, Persistencia.


En los momentos en que el mundo te diga que te calles, que te tranquilices, que te quedes sentada... en los momentos en que alguien te diga que lo que quieres lograr no tiene valor... en los momentos en que sientas que tus oraciones por un mundo mejor no están funcionando... se como la viuda... resiste, insiste, persiste, denuncia, actúa con empeño. Dios lo ha hecho también por la humanidad y lo hará una y otra vez. No estás sola. No estás solo. Dios escucha tu clamor. Dios escucha tus oraciones.


Y en los momentos en que alguien te diga, «descansa en paz»... dile las palabras del Rev. Dr. Martin Luther King: «No puede haber justicia sin paz, y no puede haber paz sin justicia».

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  • Writer's pictureMarissa Galván

Updated: Jul 23, 2019



Marta... Marta... Dicen por ahí que el pasaje sobre Marta y María presentado en Lucas 10,38-42 es uno de los pasajes que menos le gustan a las mujeres. Quizás es porque Marta y María son presentadas como dos personalidades excluyentes y en conflicto. María es la idealista, Marta es la realista. A María le gusta reflexionar y leer. A Marta le gusta hacer cosas manuales y no tiene tiempo para detenerse a oler las rosas.


Marta en cierto sentido representa el rol tradicional de una mujer que recibe a un visitante en su casa. Usualmente queremos que todo esté perfecto. Limpiamos, lavamos, compramos comida que pensamos le gustará a quien visita. Preparamos la cama, si la persona se va a quedar hasta el próximo día y queremos ser las mejores anfitrionas posibles.


Para las mujeres que se identifican con Marta en este pasaje bíblico, las palabras de Jesús pueden sentirse como un puño en el estómago: «Marta, Marta, estás preocupada y molesta por demasiadas cosas, pero sólo hay algo realmente importante. María ha elegido lo mejor, y nadie se lo puede quitar».


El acercamiento clásico a la predicación de este pasaje no ayuda a evitar este sentimiento. Usualmente se enfatiza que el mensaje de la lectura bíblica es que Jesús le está diciendo a Marta que escuchar sus enseñanzas, que una vida de reflexión y estudio, que el tener una disciplina de meditar en la Palabra de Dios es más importante que vivir preocupada o con muchas distracciones. La gente debe tomar tiempo para leer la Biblia, para orar, para venir a la iglesia y para escuchar música cristiana. Tenemos que tener cuidado con no dejar que la rutina de la vida nos consuma, porque eso nos puede distraer de elegir la mejor parte.


Sin embargo, hay otras maneras de entender esta historia en donde el mensaje de Jesús o lo que Jesús hace, representa otra cosa. Su agenda quizás no es el provocar una competencia entre Marta y María, entre un estilo de vida contemplativo y uno de acción, sino en dar a las mujeres una posición de igualdad dentro de la familia de Dios.


El peligro de las competencias

Karoline Lewis, en su analisis de este pasaje presenta esta posibilidad. Ella se pregunta por qué a través de los siglos, las predicaciones han puesto a estas dos mujeres a competir. ¿Cuál es la agenda de esta exégesis o interpretación presentada tan frecuentemente? Ella dice que la razón es que la sociedad alimenta y depende de la socialización de la mujer hacia la competencia, el juicio y la expectativa.


La competencia debilita la posición de la mujer. La competencia es una distracción que la aleja de reconocer cuáles son las verdaderas razones por las cuales no tiene una posición de igualdad con los hombres. Lewis va más allá. Ella afirma que cuando hacemos que Marta y María compitan, que cuando presentamos sus actividades en competencia, lo que estamos haciendo es debilitar la naturaleza de la persona de Jesús.


Si Jesús favorece a María, él está hablando en contra del servicio y de la misión... y sabemos que Jesús daba importancia a servir. En muchas ocasiones él se presentaba a si mismo como siervo. El sanó a las personas enfermas. Él lavó los pies de los discípulos. Jesús no era alguien que hablara en contra del servicio.


Si Jesús favorece a Marta, entonces está hablando en contra de una vida contemplativa y de oración... y sabemos que las acciones de Jesús decían otra cosa. Él era un hombre de oración. Él era un hombre que estudiaba las Escrituras. Era un hombre al cual le gustaba tener conversaciones sobre las aplicaciones de la ley en su tiempo. El dejar a un lado la oración y el estudio no era una característica de Jesús.


Por eso, Lewis concluye que esta historia bíblica no es sobre quién es mejor o sobre qué es mejor, sino sobre reconocer que aún una mujer puede ser una discípula de Jesús. Una mujer también se puede sentar a los pies de Jesús a aprender.


Miremos nuevamente a Marta. Marta llena los esteriotipos que la sociedad ha impuesto sobre la mujer desde muchos siglos atrás. Ella es quien cocina. Ella es quien limpia. Ciertamente esto es así en nuestro mundo latino. Recuerdo en muchas ocasiones ver a una mujer en las actividades de la iglesia llevándole comida a su esposo e hijos, todos sentados cómodamente esperando a que les traigan el plato de comida y el vaso de agua. El hombre provee dinero y la mujer cuida a la familia. En muchas iglesias sucede lo mismo. El hombre es el pastor que predica desde el púlpito... y las mujeres son quienes preparan el almuerzo que se usa para ganar el dinero que sostiene la misión de la iglesia. Y si miramos nuevamente a María... es posible que los discípulos alrededor de ella estuviesen pensando... ¿por qué no está ayudando a su hermana?


Sin embargo, Jesús parece estar diciéndole a Marta... «tú y María pueden ser discípulas mías también. No te preocupes. Suelta los calderos y siéntate al lado de tu hermana. Ustedes dos tienen derecho a aprender. Tienen el mismo derecho que cualquiera de mis discípulos de aprender y de compartir lo que han aprendido».


Lewis nos dice que esta historia nos lleva hacia lo que es posible... nos lleva a lo que Dios quiere que sea posible.


Lo que Dios quiere que sea posible

Me encanta esta interpretación porque, además de que soy una mujer trabajando como pastora, esta interpretación me habla de quién es Jesús. Me habla de la naturaleza de Jesús, que existe más allá de mis reacciones o el estilo de vida que elijo seguir como cristiana.


Jesús quiere que todo el mundo tenga acceso a él. Jesús quiere que todas las personas sean sus discípulas. Jesús le enseña a todo el mundo. Jesús es siervo de todo el mundo. Jesús representa la idea de un reino en donde todas las personas puede vivir más allá de las expectativas que la sociedad les impone. Jesús quiere que lleguemos a ser lo que Dios considera que es posible que seamos. Eso significa ser plenamente hijas e hijos de Dios y discípulas o discípulos de Cristo.


El problema con la humanidad es que esta demasiado preocupada y distraída con las competencias entre quien es más santo porque ora más, o porque hace más. No nos damos cuenta de quien es Jesús en esta historia y no entendemos su mensaje revolucionario y de equidad. Más allá de eso, no entendemos el impacto que su mensaje y su ejemplo deben tener en nuestras vidas. No podemos ver lo que Dios quiere que sea posible.


El Dios de amor tuvo una mala semana

Estaba leyendo un artículo esta semana que se titula «The God of Love Had a Really Bad Week» (El Dios de amor tuvo una mala semana). Fue escrito por Diana Butler Bass, una pastora metodista que admiro.


En este artículo, ella reflexiona sobre ver el evento en donde una multitud, respondiendo a las críticas del presidente a una congresista que nació en Somalia, pero que es ciudadana americana, comienzan a decir una y otra vez la frase «envíenla de vuelta». La reacción de Diana es una que me parece familiar, porque yo también la he pensado: ¿esta gente alguna vez fue a una escuela bíblica dominical?


Más allá de que pienso que es importantísimo ir a la iglesia a estudiar la Biblia, pienso que su preocupación es válida. ¿Qué hemos aprendido de Jesús que nos lleve a decir las palabras «envíenla de vuelta»? Ella se pregunta si las personas en este evento recuerdan una canción que muchos niños y niñas aprendieron en la iglesia:



Jesús ama a TODOS los niños y niñas. Él se preocupa por TODAS las niñas y niños. Y parece haber una crisis en el alma del ser humano cuando algunas personas olvidan este dato tan sencillo. Jesús quiere que TODAS las personas se sienten a sus pies a aprender. Jesús sirvió a TODAS las personas. Jesús vino para TODAS las personas.


Puerto Rico

Quizás usted ha escuchado que en Puerto Rico las cosas no están bien. La gente está protestando, pidiendo al gobernador Ricardo Roselló que renuncie. Las razones pueden ser varias. No ha sabido manejar la situación de crisis que atraviesa la isla después del paso de los huracanes Irma y María, Hay personas dentro de su gobierno que han sido acusadas de cometer mal manejo de fondos públicos. Y para terminar, también se han publicado una serie de conversaciones en uno de los lugares de chat en la Internet en donde el gobernador y un grupo de amigos cercanos se burlan de mujeres, de una persona gorda, hacen mofa de las personas que perdieron seres queridos después del huracán María y hacen chistes pesados sobre personas homosexuales. Además, personas que no son parte del gobierno están siendo beneficiadas con información que les ha dado mucho dinero.


Para mi, ambas situaciones y ambos líderes están conectados. Tanto el presidente de los Estados Unidos, como el gobernador de Puerto Rico fueron electos por el pueblo para ser servidores públicos. Ambos entraron al poder bajo la expectativa de que servirían a TODO el pueblo, sin importar las críticas, su estatus económico, o cualquier otra diferencia. Y los dos han fallado al no servir para el beneficio de TODO el pueblo.


Ambos han escogido el camino de servir a las personas que consideran dignas o a las que les convienen. Ambos han escogido servir para beneficio propio. Y ambos viven de manipular al pueblo de manera tal que sienten que hay bandos compitiendo por las migajas que ellos se dignan en arrojar. Y caemos en la trampa de poner a competir a Marta y a María. Si una gana la otra pierde... y se distraen sin poder luchar por lo que Dios piensa que es posible para ellas, sin poder difrutar de la mejor parte.


Por eso, mi invitación en estos momentos difíciles es a poner los ojos en Jesús. En ese Jesús, que a través de su vida incluyó a las personas rechazadas y marginadas. En ese Jesús a quien le pudieron haber gritado «envíenlo de vuelta» a Nazaret, porque se atrevió a cuestionar a las autoridades religiosas y políticas de su tiempo. En ese Jesús, de quien el Sanedrín probablemente se burlaba porque su definición del reino y de las leyes decía que TODA persona tenía derecho a estudiar, a mejorar, a tener salud, a tener la misma importancia delante de los ojos de Dios y a ser hijos e hijas de Dios.


Es muy importante mantener nuestros ojos en Jesús. Es muy importante que nos sentemos a sus pies. Es muy importante servir como él sirvió. Amar como él amó. Vivir como él vivió y tener la esperanza que él tuvo. Pero quizás... en esto momentos históricos... también es importante retar como él retó, hablar como él habló, incluir como él incluyó y levantarnos ante la injusticia como él lo hizo. Eso es lo que Dios quiere que sea posible. Que Dios no ayude a hacer que esto sea una realidad. Amén.

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  • Writer's pictureMarissa Galván


El futuro cambia

Bernard C. Meltzer era un anfitrión de un programa radial en los Estados Unidos. Era un programa de pedir consejos sencillamente llamado «¿Cuál es su problema?» que duró del 1967 a la mitad de los años 90. La única razón por la que se esta información es que busqué citas sobre el perdón para escribir esta reflexión... y la cita de Meltzer me llamó la atención. Él dijo:«cuando se perdona, no podemos cambiar el pasado de ninguna manera, pero de seguro podremos cambiar el futuro».


José y su derecho al enojo

Si hay una historia en la Biblia que refleja estas palabras es la historia de José. Espero que recuerdes la historia. José es uno de los hijos pequeños de Jacob. Tiene diez hermanos. Es el favorito de su padre. Es un soñador, que parece tener sueños de grandeza que no son muy bien recibidos por sus hermanos. Lo odian porque es el favorito de Jacob. Lo odian porque piensan que él cree que es más importante que ellos. Lo odian porque es un chismoso. Su odio es tan intenso que piensan en matarlo. Sin embargo, deciden venderlo como esclavo. Por eso, José termina en Egipto... o ¿será esa la verdadera razón?


José sufre en su esclavitud. Es metido en la cárcel. Sin embargo, Dios está siempre con José y provee un futuro para él. Él descifra los sueños del Faraón y es nombrado a una posición poderosa en el gobierno egipcio.


En medio de todo este poder... no es difícil imaginar cuántas veces la mente de José recuerda el momento en donde sus hermanos lo traicionaron, el momento en donde destruyeron la vida que conocía y el futuro que él pensaba que sería suyo. José tenía todo el derecho a estar enojado. Podía sentir odio justificado en su corazón. Sus hermanos lo había odiado, lo había vendido para ser esclavo, lo había separado de su amado padre. La venganza hubiese sido un desarrollo natural en esta novela.


Por eso, cuando comienza la hambruna que José había predicho en los sueños de Faraón, se presenta la oportunidad para que José decida el futuro de su familia. En la novela, hemos llegado a la parte más importante de la historia, el momento en que el protagonista logra o no logra sus metas.


Podemos pensar en las metas de José, especialmente si él viviera durante estos tiempos en donde se da tanta importancia a que venza el más fuerte. ¿sería una meta el humillar a sus hermanos?

¿El ganar a toda costa? La Biblia nos comunica cual es su meta y esta es totalmente diferente a lo que podemos imaginar. Su meta es cumplir con la voluntad de Dios de reconciliar y cambiar el futuro de su familia.


El perdón puede llevarnos a reconocer el propósito de Dios

José escoge perdonar. Este pasaje ha sido llamado la escena escritural más efectiva sobre el perdón y la reconciliación en toda la Escritura. Por eso, hay varias lecciones que podemos aprender sobre ella, sobre el poder del perdón.


Primero, el perdón te puede llevar a reconocer la voluntad de Dios. La amargura y la venganza te pueden cegar. Pueden nublar tu juicio y puede llevarte a vivir de echar la culpa y de castigar.


José, por el contrario, reconoce que todas las cosas que le han pasado, buenas y malas, han sucedido porque Dios ha estado en control de su vida: «Yo soy José su hermano, el que vendieron para Egipto. Ahora pues, no se entristezcan ni les pese el haberme vendido acá, porque para preservación de vida me ha enviado Dios delante de ustedes. Ya han transcurrido dos años de hambre en medio de la tierra, y todavía quedan cinco años en que no habrá ni siembra ni siega. Pero Dios me ha enviado delante de ustedes para preservarles posteridad en la tierra, y para darles vida mediante una gran liberación. Así que no me enviaron ustedes acá, sino Dios…».


No han sido ustedes quienes me han enviado, sino Dios. Cuando hay perdón, tus ojos se abren al movimiento de Dios en tu vida. La amargura puede ser reemplazada por un entendimiento claro de inclusión... y quizás de gratitud por las lecciones que han sido recibidas. José reconoce que Dios le ha guiado a un lugar en donde él tiene la oportunidad de salvar a su amado padre y a su familia... y el actúa en gratitud, proveyendo salvación y vida.


El perdón puede llevar a la reconciliación

La segunda lección que da este pasaje es que el perdón lleva a la reconciliación. El deseo de José de perdonar hace que sea real la posibilidad de reestablecer una relación con sus hermanos y con su familia.


Stephen L. Cook comparte una historia sobre Cesareo, un conocido obispo de la iglesia primitiva. Él enfatiza el poderoso efecto reconciliatorio que produce la disponibilidad emocional de José, cuando dice que las lágrimas de José proveen un bálsamo de sanidad y armonía. Él dice que José besa tiernamente a cada uno de sus hermanos y llora individualmente sobre cada uno de ellos. Al mojar los cuellos de sus asustados hermanos con sus lágrimas, sus refrescantes lágrimas limpian toda mancha de odio de sus vidas.


En este momento, la disponibilidad de José, su fragilidad y transparencia, derrite los miedos y las preocupaciones de sus hermanos cuando ellos lo reconocen.


Pensamos que quizás esto es fácil, pero al recordar la humanidad de José y lo difícil que en ocasiones se nos hace perdonar, entonces podemos reconocer lo difícil que es para él hacer esto. Nadie quiere parecer débil. Todas las personas quieren ser los heroes de nuestras propias historias. Es cierto que José asusta un poco a sus hermanos... pero decide tomar otro camino. No permite que sus deseos de venganza se apoderen de él. Y prefiere no vivir de los reproches y no decirles hasta del mal que iban a morir.


Él llora a lágrima viva... y esas lágrimas limpian el odio que existe en esta relación y la llevan a la reconciliación.


El perdón puede cambiar el futuro

La tercera y última lección que podemos aprender sobre perdonar... es que realmente puede cambiar el futuro. Imagina que José no hubiese actuado de la manera en que lo hizo. Hubiese afectado el futuro de Israel. Un desvío del plan divino hubiese cambiado quizás hasta nuestro propio futuro. La historia de perdón de José tiene tanto impacto, que hace eco en la historia de otro José que también es un soñador... que también encuentra salvación para él y para su familia en Egipto... y que es parte importante de la vida de Jesús.


El perdón puede cambiar el futuro. Lo he visto una y otra vez. El perdón sana relaciones. El perdón da semillas de respeto. El perdón es el primer paso para nuevos sueños y proyectos. El perdón da paso a nuevas posibilidades. Tengo amistades que en algún momento no lo fueron. Tengo paz en donde antes había preocupación. Ya no me tengo que velar las espaldas. El perdón nos permite vivir sin tener que lamentarnos... y podemos vivir con la certeza de que Dios tiene nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro en sus manos.


La seguridad del perdón

Por eso, mi invitación a ti es que aprendas estas lecciones. No te dejes consumir por el odio. No pienses en la venganza. No dejes que las semillas de la amargura te llenen de espinas. Si permites que esto suceda... vivirás en la oscuridad y en la soledad. Hará que no sepas si estás luchando en contra de enemigos o de amigos. Te dejará en un estado de guerra... aunque tengas miles de oportunidades de vivir en paz. El resentimiento te dejará sin camino.


Recuerda... el perdón puede dejarte ver lo que Dios está haciendo en tu vida. El perdón abre la puerta a la reconciliación... y puede cambiar tu futuro. José deja su poder a un lado para encontrarse con sus hermanos. Él deja el pasado atrás y comparte una nueva visión de lo que Dios ha hecho en sus vidas. Dios le guía a hacer esto... y el impacto que los celos y el odio han tenido en las vidas de su familia es borrado quizás para siempre.


Esta semana vi una película en donde uno de los personajes está constantemente defendiéndose. No confía en nadie y considera que el abrirse a la posibilidad de una verdadera relación es una manifestación de debilidad. Su padre, que es un entrenador de boxeo, tiene una conversación con ella que se quedó en mi mente. Le dice... tienes que bajar los puños, porque si no los bajas, no vas a poder ver las cosas hermosas que están frente a tus narices.


Me parece que vivimos en un mundo en donde tenemos la tentación constante de tener los puños arriba. Sin embargo, si hay algo que puedes aprender de la historia de José, es que necesitamos dejar que Dios baje nuestros puños, para darnos la oportunidad de poder ver la posibilidad de perdonar, de buscar reconciliación, de amar y de ser vivir vidas libres de odio, amargura y resentimiento. Solo así... podrás cambiar tu futuro y vivir en el futuro que Dios quiere para tu vida.

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