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  • Writer's pictureMarissa Galván

El Día de todos los santos ha sido celebrado el 1 de noviembre desde el año 835. Usualmente pensamos en esta celebración como un momento para recordar a quienes han muerto y especialmente a quienes han muerto como mártires en la fe. También incluimos a seres queridos que han muerto... y en este año esto parece sumamente apropiado ya que hemos perdido a muchísimas personas a causa del COVID-19.


Sin embargo, cuando miré la descripción de esta celebración del calendario litúrgico en la página de Internet de la Iglesia Presbiteriana, encontré un recordatorio de que este día no es solamente para pensar en las personas que han pasado a una mejor vida, sino también para pensar en quienes seguimos aquí en la tierra. Dice allí que en la tradición presbiteriana/reformada este día tiene un enfoque diferente. El énfasis es en la santificación en desarrollo de todo el pueblo de Dios.


Al leer la frase «santificación en desarrollo o en proceso» me quedé pensando en su significado. Quizás esto significa que, al recordar a quienes han muerto, estamos pensando sobre las personas que se han sumado a la iglesia universal y eterna. Sin embargo, también pienso que esta frase puede hablarnos sobre lo que sucede en nuestras vidas a causa de la obra de Dios en ellas.


Usualmente, cuando he escuchado la palabra «santificación», ella está relacionada con la tradición católica en donde puede ser el proceso por el cual una persona llega a la santidad en la iglesia o en conexión con Juan Wesley y el metodismo, en donde la santificación es un proceso por el cual las personas cristianas se convierten en santas, dejando atrás su carácter pecaminoso y tomando para si el carácter amoroso de Cristo.


Sin embargo, si busco la conexión de mi propia tradición de fe reformada veo que Juan Calvino también habló de santificación. Él la describe como el proceso general del ser humano a través del tiempo de estar cada vez más conforme a Cristo en su corazón y en su vida externa y dedicado a Dios. Para Calvino, la causa de la santificación es la unión con Cristo. No puede haber participación en los beneficios y bendiciones de Cristo sin estar en Cristo. La conexión de esta unión es el Espíritu Santo, y el Espíritu Santo es también el agente a través del cuanto ocurre la santificación. Así que se podría decir que el pueblo cristiano recibe una doble gracia: no solo la justificación (o salvación) que le une a Cristo, sino también la santificación.


¿Cuál es el propósito y los beneficios de la santificación? Usualmente pensamos en esto en términos individuales: vivo en unión con Cristo, tengo fe, recibo libertad del pecado, y por eso soy una nueva creación. Sin embargo, esta visión individual presenta la salvación o como algo con lo que se cumple y ya, o como algo que se obtiene al final de una vida de ser una buena persona y estar en buena relación con Dios. El problema con esto, como con cualquier cosa que dejamos a nivel personal... es que no se piensa en el impacto de la salvación más allá del momento en que Dios la da o en la manera mas amplia del impacto del acto redentor de Cristo en el mundo.


La santificación entonces, quizás es la manera de explicar cómo la salvación impacta nuestras vidas, pero también las vidas en comunidad del mundo entero. Jesús, en su manera de hablar, no solamente habla de un reino que se ha acercado para hacer que seamos gente nice, sino que habla en muchas ocasiones honrando la tradición profética que busca apuntar la atención de la gente hacia las injusticias y las opresiones del sistema.


Por ejemplo, el Dr. Raj Nadella en su comentario a las Bienaventuranzas en Mateo, apunta hacia la palabra en griego para «bienaventurado» o «felices». Usualmente, si usted busca en la Biblia encontrará alguna de estas dos palabras para traducir makarios. Sin embargo, él afirma, a través de hacer una comparación con la forma en que se usa esta palabras en otros lugares de la Biblia, que makarios también habla de las personas que se rehusan a ser malvadas y que encuentran su deleite en seguir la ley de Dios. Eso le da un significado extra a las bienaventuranzas. Ya no son solamente sobre recibir bendiciones o ser felices, con todas las implicaciones individualistas que tienen estas palabras dentro del contexto cristiano, sino que también tienen que ver con una serie de valores que impactan al mundo entero, en donde hay felicidad en obedecer los valores y la justicia de Dios. Las bienaventuranzas nos apuntan hacia unos estándares éticos que son cónsonos con la vida en el reinado de Dios... un reinado que incorpora no solamente la vida personal... sino también las culturas, gobiernos y sistemas que deben obedecer esos valores y actuar con esa justicia.


El Dr. Nadella entonces mira el versículo 4 y hace un comentario interesante. Él dice que la traducción más común del verso 4 es «Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados». Sin embargo, él dice que la palabra en griego para consolar tiene una fuerza que esta palabra en español no tiene necesariamente. Consolar también se refiere a lo que hace un abogado, aliado o defensor y tiene la connotación de interceder a nombre de quienes necesitan ayuda.


Así que la bendición que reciben quienes lloran en el reinado de Dios, no solamente implica que Dios secará sus lágrimas o el llamado que Dios nos hace a hacer lo mismo. También implica que la bendición que reciben es defensa o apoyo activo. Dios les defenderá y les dará la justicia que ellos y ellas necesitan... y esto también es parte del llamado que Dios nos hace. El consuelo persona a persona y la defensa comunitaria que afecta a los sistemas se mezclan como partes importantes de la acción de Dios y de nuestra edificación del reinado de Dios. El sentido individual de consuelo no es suficiente... y tampoco lo es la defensa sin el acompañamiento personal.


Pienso que la iglesia siempre ha sido llamada a vivir en ese sentido de balance entre justificación y santificación, entre la acción de Dios en nuestra vida individual y el impacto de Dios en toda la creación, que actúa para hacer una realidad de la santificación. Sin embargo, cuando la iglesia actúa de maneras que niegan un lado o el otro... entonces se aleja de los valores del reinado como son presentados en las Bienaventuranzas.


Recuerdo que cuando estaba en la escuela, la frase «Creo en Jesús como mi salvador personal» estaba de moda. Era lo que toda persona cristiana tenía que decir. Esta el código secreto que te hacía parte de un pueblo especial y separado. Sin embargo, en mi proceso de santificación, he cuestionado el uso de la palabra «personal» en esa frase. Creo en que Jesucristo es mi Salvador. Creo que es nuestro Salvador. Creo que es el Salvador del mundo. Pero también pienso que la acción de Jesús va más allá de mi vida. De hecho, creo que la salvación de Jesús impacta todo lo que hago y digo y como me relaciono con todas las áreas en donde llevo a cabo mi vida, sea en mi familia, mi iglesia, la comunidad en la que vivo, en la ciudad, en el país y en el mundo. Porque creo en Jesús como mi salvador, creo que su salvación trabaja en mi en maneras que me permiten mirar a la otra persona, no como objeto de mi piedad, ni como alguien que es tan diferente a mi que no tiene importancia, sino como alguien que necesita el mismo consuelo y defensa que Dios sabe que yo necesito también.


Al pensar en todas estas cosas, pienso en una frase que conecto con la santificación en desarrollo y que dijo la antropóloga inglesa Jane Goodall, alguien a quien admiro mucho: «Usted y yo no podemos pasar un solo día sin impactar el mundo que nos rodea. Lo que llevamos a cabo hace una diferencia, y usted y yo debemos decidir qué tipo de diferencia queremos hacer». Dios ha diseñado este mundo, no para el individualismo ni para la independencia que invisibiliza al resto de la humanidad, sino que lo ha creado para la interdependiencia, para la interconexión, para la comunidad y para ejercer la disciplina espiritual de ser familia, en todas las maneras en que esta se manifiesta. Juan Calvino decía que no hay otro método para vivir piadosamente y con justicia que depender de Dios...y quizás yo le añadiría lo siguiente: y entonces, aprenderemos a cuidarnos mutuamente y a depender unas de otros... porque así viviremos de la manera en que Dios quiere que vivamos. Santos y santas... sigamos abriendo el corazón para seguir siendo santificados y santificadas por el Espíritu Santo de Dios... y sigamos construyendo su reinado en la tierra.

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  • Writer's pictureMarissa Galván

The silent tears of those that have preexisting conditions...

The silent anxiety of those that believe that love is love is love...

The silent fears of women who face unthinkable decisions...

The silent rage of those that have lost loved ones... that are now empty because their stories have been silenced...

Silent tears... silent anxieties... silent fears... silent rage... will hopefully turn into a roar, of fight... of justice... of fulfilling sacred duties... hear the loud noise of voting. Hopefully... fully... hope.


Las lágrimas silenciosas de quienes tienen condiciones de salud preexistentes...

La ansiedad silenciosa de quienes creen que el amor es amor y punto...

El terror silencioso de las mujeres que se enfrentan a decisiones de vida o muerte...

La rabia silenciosa de quienes han perdido seres queridos... y que sienten un vacío en el alma porque las historias han sido silenciadas...

Lágrimas silenciadas... ansiedades silenciadas... terrores silenciados... rabias silenciadas... tienen la esperanza de convertirse en un clamor de lucha... de justicia... de cumplir con nuestra sagrada tarea... y de dejarse escuchar en el sonido de papeletas en una urna. Con plena esperanza... con plena, pandero y danza... con esperanza plena. Wepa!


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  • Writer's pictureMarissa Galván



Éxodo 15,20-21

20 Entonces la profetisa María, que era hermana de Aarón, tomó un pandero, y todas las mujeres salieron danzando tras ella y tocando sus panderos. 21 Y María cantaba:

Canten en honor del Señor,

porque se ha engrandecido en gran manera:

¡ha echado en el mar al caballo y al jinete!


La sonrisa detrás de la máscara

Unos domingos atrás, el programa mañanero CBS This Morning presentó un reportaje en donde el reportero Jim Axelrod compartió una reflexión sobre la experiencia de ir al mercado y sentir una enorme gratitud por la persona que estaba cobrándole la compra. Él trató de sonreírle, para dejarle saber que le agradecía todo su esfuerzo y el riesgo que estaba enfrentando al trabajar allí. La persona no reaccionó y es ahí cuando Axelrod se da cuenta de que su sonrisa no se puede ver porque tiene una máscara. Esto llevó a que él comenzara a pensar en las sonrisas en tiempos de COVID y que la máscara era un llamado a encontrar una nueva manera de sonreír. De ese momento en adelante, él fue intencional en darle las gracias a las personas que encontró en su camino, velando que su tono y entonación comunicaran su gratitud. Su último pensamiento en el reportaje fue que debíamos encontrar nuevas maneras de sonreír.


Esta historia me hizo pensar en otra experiencia que tuve recientemente. El 29 de agosto, participe en una marcha en pro de la justicia racial que fue parte de la Semana de acción presbiteriana. Además de marchar, quería levantar mi voz de una manera diferente. Cuando Alonzo Johnson me invitó a tocar el Djembe (un tambor africano), encontré una nueva manera de levantar la voz. Sin embargo, también llevé un pandero. El pandero, si no lo conoces es un tambor que se usa en Puerto Rico y que parece una pandereta sin platillos. Ese instrumento se usa mucho en Puerto Rico cuando hay protestas para marcar el ritmo de la marcha y para ayudar a levantar el ánimo de la gente que está participando. El llevarlo también fue una manera nueva de cantar y de dar testimonio, desde mi identidad... proclamando que las vidas negras importan, al estilo puertorriqueño.


Definición de testimonio

Esta historia y esta experiencia me llevaron a pensar precisamente en lo que es dar testimonio. El sonreír da testimonio al sentimiento de gratitud. El tocar el pandero da testimonio de la necesidad de justicia. Eso me llevo a buscar en el diccionario para ver qué definiciones podía encontrar para la palabra testimonio. Una definición de testimonio puede ser «Una afirmación de algo. El término proviene del latín testimonium y está vinculado a una demostración o evidencia de la veracidad de una cosa». Se puede manifestar en silencios y en palabras. Alguien puede ser testigo de algo y permanecer en silencio. También una persona puede ser llamada a dar testimonio y a dar evidencia de que algo es verdad. Esta última es más una invitación a utilizar nuestra voz en una forma impactante para compartir lo que se ha visto o lo que se ha sentido con otras personas.


Cuando era pequeña, este segundo tipo de testimonio estaba muy presente en la iglesia. Durante el culto de adoración, la gente compartía sobre lo que Dios había hecho. Ellos y ellas hablaban sobre una oración que Dios había contestado o un momento en el que sintieron que Dios les había salvado de algo horrible. Lo que yo sentía al escuchar estos testimonios es que eran maneras de anunciar la presencia de Dios en el mundo, no como una abstracción teológica, sino como alguien que actúa, que se preocupa, y que ama a la humanidad de manera tan profunda... que está presente aún en las maneras más ínfimas... de tal manera que sabe cuántos cabellos tengo en la cabeza.


Por eso, el pasaje de la Biblia que habla sobre cómo María tomó la pandereta y comenzó a cantar, resuena en mi ser... porque es un ejemplo de cantar... de dar testimonio de una nueva manera.


Y María cantó

Aunque la canción de María es más corta que la de Moisés, siempre me ha encantado el pensar en esta mujer que toma su pandereta y que proclama para que todo el mundo la oiga... «Canten en honor del Señor, porque se ha engrandecido en gran manera: ¡ha echado en el mar al caballo y al jinete!». Me encanta esta ilustración, porque las mujeres en esos momentos no necesariamente tomaban un papel protagónico, alzando su voz en canción. En muchas ocasiones fueron testigos silentes de la historia. Y María, en ese momento (y quizás reflejando su carácter extrovertido ya que es ella y su iniciativa la que salvan a Moisés) no se aguanta y empieza a cantar.


Su canción declara el poder de Dios de mandar sobre las poderosas fuerzas de la naturaleza. Su voz declara que Dios a salvado a su pueblo. Todas sus palabras dan testimonio de que Dios ha vencido a las fuerzas de la guerra y de la opresión.


Ella canta e invita a cantar a otras mujeres con ella. Que momento más maravilloso, en el que podemos ver a esta mujer agarrando su pandereta y levantando su voz para declarar libertad y salvación, porque Dios ha liberado a su pueblo de la tiranía de Egipto. Sin embargo, al mirarla cantar... pienso en cuánto me hace falta sonreírle a otra persona, y cuánto me hace falta cantar con la iglesia.


Una nueva manera de cantar

Me hace falta cantar porque cantar cuenta historias. Me hace falta cantar precisamente porque es una de las maneras en que doy testimonio e invito a otras personas a dar testimonio y a alabar a Dios. Marcus, un amigo, compartió hace unos domingos atrás que él no se identificó como músico hasta hace poco. La música también es muy importante para mí, pero yo nunca me consideré cantante o líder de adoración hasta hace poco. Y cuando comencé a pensar en mi misma de esa manera... empezó la Pandemia y no lo he podido hacer más.


Sin embargo, en la misma manera que lo hizo Jim Axelrod, que invitó a quienes le vieron a encontrar otras maneras de sonreír... les quiero invitar a encontrar otras maneras de cantar y de dar testimonio. Creo que, de la misma manera que las sonrisas son contagiosas, el cantar y el dar testimonio también lo es. De hecho, pienso que el cantar y dar testimonio puede dar libertad y luz a una persona que está lidiando con una gran pérdida y un gran dolor.


En el ensayo On Witness and Respair: A Personal Tragedy Followed by Pandemic (Sobre el testimonio y el regreso de la esperanza: Una tragedia personal seguida de la pandemia) la aclamada novelista Jermyn Ward comparte cómo ella vio morir a su amado esposo y padre de sus hijos por causa del COVID-19. Ella escribe en medio de esta historia y del dolor que le causó y comparte la devastación que sintió cuando murió su esposo... pero... también comparte cómo el escuchar los testimonios a su alrededor le ayudaron a recuperar la esperanza y la fe. En el ensayo, ella comenta cómo llora cada vez que ve las protestas sobre justicia racial que han estado sucediendo. Ella dice...


«Cada día dan testimonio. Dan testimonio de la injusticia. Dan testimonio de que esto es América, este país que intentó enloquecernos y engañarnos durante... 400 años. Dan testimonio de que mi estado Mississippi, esperó hasta el 2013 para ratificar la decimotercera enmienda... y no removieron la bandera confederada de la bandera del estado hasta el 2020... Qué revelación es que otros den testimonio de nuestras batallas y se levanten... ellos salen en medio de una pandemia y marchan».

Yo pienso que ella usa la palabra «testimonio» en toda su amplitud. Ella mira en el silencio de su dolor... pero el testimonio, las palabras, las canciones, las marchas... impactan su ser porque ve como todo esto es una canción profética que denuncia... que da testimonio... que canta.


Ella termina su ensayo compartiendo las palabras de uno de los doctores de su esposo cuando este estaba a punto de morir. El doctor le dice que el último sentido que pierde el ser humano es la audición. El ser humano puede olvidarse de quién es... pero pueden escuchar una voz. Y ella termina diciendo que aunque ella esté pasando por un gran dolor... todavía escucha las voces que dicen... «te escucho... te escucho... tú dices... te amo... te amamos... aquí nos quedamos... les escucho decir... estamos aquí».


Como María... esta mujer también nos invita a cantar... a cantar sobre las injusticias que vemos a nuestro alrededor, porque, cuando lo hacemos, declaramos que Dios está cerca, que Dios nos cuida, que para Dios, las vidas que están al margen, que han sido olvidadas, que han sido hechas invisibles, que han sido violentadas... esas vidas... importan. De la misma forma en que Dios escuchó las voces de su pueblo en Egipto y le dio libertad... está haciendo lo mismo ahora... sin importar cuánto tiempo sea necesario... porque Dios no se da por vencido... porque Dios aquí se queda. Por eso, tenemos que encontrar nuevas formas de cantar y de dar testimonio... sea an Facebook o Instagram. Sea con nuestros pies y con nuestros panderos y panderetas. Sea teniendo conversaciones incómodas, que no tuvimos anteriormente. Necesitamos seguir cantando. Necesitamos seguir dando testimonio... porque alguien por ahí necesita escuchar la afirmación... estamos aquí... Dios está aquí.

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