Deuteronomio 30: 19-20a Reina Valera 2015
“Llamo hoy por testigos contra ustedes a los cielos y a la tierra, de que he puesto delante de ustedes la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tus descendientes, 20 amando al SEÑOR tu Dios, escuchando su voz y siéndole fiel. Porque él es tu vida y la prolongación de tus días…
Yo crecí en la Iglesia Presbiteriana en Puerto Rico. Cuando la denominación a la cual pertenecemos, conocida en América del Sur y Centro América como la PCUSA comenzó a hacer decisiones sobre su posición sobre el aborto, algunas personas dentro del liderazgo en Puerto Rico comenzaron a quejarse. Acusaban a la iglesia en Estados Unidos de ser «Pro-Choice». La iglesia en Puerto Rico era «Pro-Life» decían… y por lo tanto se hicieron muchas propuestas para que las iglesias en Puerto Rico rompieran con la posición de la iglesia en los Estados Unidos porque en nuestras iglesias se pensaba diferente.
Lo que descubrí después, al mirar más a fondo las posiciones de la iglesia en los Estados Unidos es que, como todo en la vida, las cosas son más complicadas que los extremos que los seres humanos siempre queremos imponer. No todo es tan blanco y negro como se pinta. Y al mirar la posición de la iglesia sobre el tema, uno puede encontrar que, aunque la iglesia sigue en conversación sobre el tema, hay varias áreas de acuerdo sustancial dentro de ella:
La iglesia debe estar dispuesta a mantener dentro de su comunidad a las personas que, basándose en el estudio de la Escritura y en hacer decisiones en oración, llegan a conclusiones y acciones diversas.
Los embarazos problemáticos son resultado de, e influenciados por, tantas circunstancias complicadas e insolubles que no tenemos la sabiduría o la autoridad para abordar cada situación.
Afirmamos la habilidad y la responsabilidad de las mujeres, guiadas por las Escrituras y el Espíritu Santo, en el contexto de sus comunidades de fe, de hacer buenas decisiones morales con respecto a embarazos problemáticos.
Llamamos al pueblo presbiteriano a trabajar para reducir el número de embarazos problemáticos, para así reducir el número de abortos.
La decisión pensada de una mujer de interrumpir un embarazo puede ser una decisión moralmente aceptable, aunque ciertamente no es la única o requerida decisión. Las posibles circunstancias justificadas podrían incluir indicaciones médicas de deformidad física o mental severa, una concepción como resultado de violación o incesto, o condiciones bajo las cuales la salud física o mental de la mujer o el niño se verían gravemente amenazadas.
Nos preocupan los abortos que parecen ser elegidos solo como una conveniencia o para evitar pasar una vergüenza. Afirmamos que el aborto no debe ser usado como un método anticonceptivo.
El aborto no es moralmente aceptable para elegir el sexo del bebé o solo para obtener partes del feto para trasplantes.
· Rechazamos el uso de violencia y/o lenguaje abusivo ya sea para protestar a favor o en contra del aborto.
La fuerte suposición cristiana es que, ya que toda la vida es preciosa para Dios, estamos aquí para preservarla y protegerla. El aborto debe ser una opción de último recurso.
La comunidad cristiana debe preocuparse por y trabajar con las circunstancias que llevan a una mujer a considerar el aborto como la mejor opción disponible. La pobreza, las realidades sociales injustas, el sexismo, el racismo, y las relaciones de apoyo inadecuadas pueden hacer que una mujer se sienta prácticamente impotente para elegir libremente.
· Los extractos anteriores y las áreas de acuerdo sustancial sobre el tema del aborto han sido la piedra angular de la atmósfera de debate abierto y respeto mutuo por una variedad de opiniones durante los últimos 30 años.
Al leer estas aseveraciones, entiendo que la iglesia acepta que esto no es un asunto que se resuelve a través de ir a los extremos. La iglesia sabe que hay muchas vidas que son impactadas por un embarazo: la vida del feto, de la madre, del padre, de la familia como un todo… y también podríamos decir que debe impactar al resto de la sociedad. Todo está conectado más allá de los extremos que muchas personas quieren escoger. Y la Iglesia Presbiteriana ha estado tratando de discernir a través del tiempo lo que es mejor para todas las personas que son impactadas por el nacimiento de un bebé, aún cuando el cristianismo y la sociedad han decidido ser «pro-choice» o «pro-life».
¿Qué es la vida?
A través del tiempo he pensado mucho sobre este asunto. He leído y he sido intencional en escuchar las diferentes opiniones de diversas personas y grupos. Creo que esto es importante ya que es un tema que se ha convertido en una de las razones centrales para votar por una persona o partido, según la opinión de muchas personas cristianas. Por eso, es importante que se hable de este asunto en el contexto de la fe y de la teología, porque tenemos a mucha gente tomando decisiones desde los extremos, y quizás ese no es el mejor sitio para comenzar.
Una de las primeras cosas sobre las que he reflexionado es sobre el significado de lo que es vida en la frase «pro-vida». Pienso que el ser humano debe pensar sobre el tema de la vida y hablar sobre ese tema en una manera más integral y conectada con toda la creación de Dios:
Debemos estar hablando sobre la vida de un bebé más allá del vientre de su madre. ¿Cómo nosotres, como sociedad, vamos a cuidar a este bebé? ¿Cómo nos vamos a asegurar que tiene lo suficiente para comer? ¿Cómo nos vamos a asegurar de que ese bebé, sin importar su sexo, dónde ha nacido o su color de piel, tiene acceso a una buena educación y a cumplir con su potencial?
Debemos estar hablando de la vida de una madre. ¿Cuál va a ser su sistema de apoyo para criar a este bebé? ¿Cómo va a obtener el cuidado pre-natal y post-natal necesario para que su vida no corra peligro? ¿Cómo nos vamos a asegurar de que tenga el suficiente tiempo para cuidar de su bebé, si solo le damos doce semanas de licencia de maternidad y ningún negocio está obligado a mantener su trabajo si se excede de ese tiempo?
Debemos estar hablando de la vida del padre. ¿Tiene él un buen trabajo que le de una aseguranza o seguro médico para pagar por el cuidado de su familia? ¿Va a tener él una licencia de paternidad para que pueda disfrutar de la experiencia de ser padre y apoyar a su familia? ¿Y si decide dejar sola a la mujer? ¿Hay algo dentro de la sociedad y de las leyes que lo obligue sin ninguna duda a sostener la familia que él mismo ha ayudado a crear?
Como personas cristianas, tenemos el reto de mirar la vida en la manera en que Dios ve la vida… y pienso que Deuteronomio 30 nos puede dar algunas pistas que nos revelen la mente de Dios sobre este asunto.
La elección
Deuteronomio 30 es parte de las palabras finales de Moisés que Dios le da para compartirlas con el pueblo de Israel. Para Carol J. Dempsey, la primera parte del pasaje se concentra en la elección y en la promesa. La segunda parte se concentra en las consecuencias si se hace una mala elección. La tercera parte es una exhortación a escoger la vida… o quizás, como me dijo el Rvdo. Dr. David Cortes…esto es más que una exhortación. Esto es un imperativo: ¡ESCOGE LA VIDA!
Moisés le dice al pueblo de Dios que debe obedecer los mandamientos del Señor su Dios. Si la gente hace una buena elección, tendrá un largo futuro. Si no, definitivamente morirán.
Piensa en esto por unos momentos. ¡Esta es una elección importantísima! Es una decisión de vida o muerte, porque determinará si el pueblo va a poder disfrutar de la tierra prometida por la que ha estado caminando y luchando durante cuarenta años. El elegir adorar a otros dioses o el dañar su pacto con Dios, le llevará a perder todo. Moisés manda al pueblo a escoger la vida, pero esta decisión por la vida no viene sola: al escoger la vida, también está escogiendo obedecer los mandamientos de Dios.
¿Recuerdas los mandamientos? Son repetidos en Éxodo y Deuteronomio. Cuando escribimos sobre los mandamientos en materiales para la niñez, hacemos un simple resumen: Ama a Dios y ama a tu prójimo. Esto es un resumen fácil de hacer, ya que sigue el mismo resumen que hace Jesús: «Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos dos».
El amar a Dios y el amar al prójimo son los mandamientos de Dios para nuestra vida. Y aunque no nos guste que nos manden… estos mandamientos no son restricciones, sino que están diseñados para darnos vida y vida en abundancia. Es una vida que aplica a todo lo creado, porque se asegura de que todo esté bajo el cuidado de Dios y bajo nuestro cuidado.
Carol J. Dempsey nos recuerda que si escogemos la vida, escogemos caminar en los caminos de Dios, que son caminos de justicia, rectitud y bondad amorosa. Amarás a Dios y amarás toda la creación de Dios. Eso nos lleva a una vida abundante. Escoger la vida es obedecer a Dios en todo lo que hacemos y decimos… y nos lleva a cuidar de nuestra relación con Dios y las unas con los otros.
Escoge, pues, la vida
Sin embargo, al escuchar el mandamiento de Dios de escoger la vida… lo que hacemos es separar la elección de la vida. Quizás deberíamos ser, no «pro-choice» o «pro-life», sino trabajar para elegir todo lo que lleva a la vida, reconociendo que algunas definiciones que nos han presentado sobre lo que es vida o que tenemos sobre lo que es vida son demasiado limitadas, especialmente cuando las comparamos con lo que Dios define como vida: una vida que ama a Dios y que ama a otras personas sin condición y con una gracia ilimitada… tal y como Dios nos ama.
Por eso, podemos declarar que…
La vida de un bebé es importante… pero también es importante la vida de su papá, mamá y toda su familia.
La vida de un bebé es importante… pero también es importante la vida de los animales y plantas que proveen sostén emocional y físico a este bebé y que son parte de la creación de Dios.
La vida de un bebé es importante… pero también es importante la vida de ese bebé cuando se convierte en un adulto que tiene que enfrentar toda la complejidad y dificultad de toda una vida.
No estoy segura de muchas cosas… y no estoy escribiendo para convencerte o convertirte a mi punto de vista. De lo que si estoy segura es de la invitación que te hago a seguir con tu proceso de discernimiento, manteniendo los ojos abiertos para ver las vidas con las que Dios nos ha rodeado: las vidas de bebecitos, las vidas de madres y padres, las vidas de los pajaritos que escuchamos en las mañanas, las vidas de los árboles que aquí en los Estados Unidos pronto comenzarán a florecer y a recordarnos la resurrección… a realmente observar y valorar todas las vidas que Dios ha plantado en esta tierra. Y que cuando llegue el momento de escoger la vida… sepamos que TODAS LAS VIDAS son preciosas para Dios… y que Dios las ha creado para que podamos preservarlas y protegerlas. Ese es nuestro mandamiento.