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I believe in a practical God, a God of priorities, a God of justice, a God of grace, an awesome God, a God that marches, a God of protests, a God that shuns the powerful, and lives among the "powerless", and that recognizes the value and dignity of ALL, a God that created all colors, all sexes, all nations, all peoples... a God that chooses siblinghood and kin-dom every time a God that does not create racism, unworthiness, poverty or oppression, because God's intention and proclamation when God created the world is that everything... and everyone... is GOOD!

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  • Writer's pictureMarissa Galván

Sawai Chinnawong: Story of Redemption, New Testament 2003


Lately, I've been constantly thinking about the word "aliento". This word, connected to Pentecost, means breath in English. The interesting thing is that, this is not it's only meaning in Spanish. It also means encouragement and inspiration. God gives "aliento" to human beings at the beginning of creation. And the Holy Spirit gives "aliento" to the disciples. The Triune God gives life, gives encouragement and hope and gives inspiration so that we can continue to live as children of God, as the kin-dom God wants us to be.


But… we are Spirit-less… when we take that "aliento" away…

When we put our knee on the throat of another because of the color of their skin… we take away breath, encouragement and inspiration.

When we don't understand the rage of years of racism and oppression… we take away breath, encouragement and inspiration.

When we declare that this nation is great… but it is not great for everyone that lives here… we take away breath, encouragement and inspiration.


The Spirit gave us "aliento"…

And we have made efforts to take it away,

To take the last breath,

To drown others in discouragement,

To invisibilize inspiration with fear.

God of "aliento" of breath, of encouragement, of inspiration

Forgive your people… because we do not understand your Spirit, or your will.


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  • Writer's pictureMarissa Galván


Hace poco, escuche al Vice-Presidente de los Estados Unidos hablar sobre que ya es hora de que las iglesias vuelven a adorar. Y hoy escuche al Presidente defendiendo a la iglesia como algo esencial que tiene que volver a hacerse.


Y tengo que decir que eso me molesta. De hecho, creo que es una ofensa. Esta aseveración me ofende, porque estoy consciente del esfuerzo de muchas pastoras y pastores por dirigir a sus congregaciones en adoración durante estos meses. Me ofende, porque aseveraciones así pretenden limitar la adoración del pueblo de Dios a un edificio. Me ofende, porque recuerdo cómo Dios le negó a David la posibilidad de construir un templo, porque Dios no lo necesitaba. Me ofende porque Jesús fue un maestro de montes, de desiertos, de ríos, de botes y de mares. Me ofende porque cada vez que un político quiere hablar de iglesia lo que hace es tratar de manipular a la gente, quitándole el poder que realmente tiene una congregación limitándola a una caja de madera o de cemento, a un momento particular o a una hora específica.


Somos iglesia… más allá de las cuatro paredes. Somos iglesia… más allá de los horarios y los programas. Somos iglesia… más allá de si podemos abrir la boca para cantar o no. Somos iglesia… porque cada acto que hacemos individual y comunitariamente debe declarar que la meta de Dios no es tener el edificio más grande o el equipo de video más sofisticado, sino que la meta de Dios es construir familia, es crear comunidad, es sembrar gracia, es enseñarnos solidaridad. Cada vez que nos salimos de esa meta… en entonces cuando dejamos de ser esenciales y dejamos de adorar a Dios para adorar otras cosas.


La iglesia ha seguido siendo esencial, aún si no se reúne en un templo. Nadie tiene que declarar esencialidad. Nadie tiene que mandarnos a adorar nuevamente, porque lo hemos estado haciendo con cada reunión de Zoom, con cada blog y meditación escrita, con cada parada, con cada repartición de alimentos, con cada llamada telefónica, con cada vídeo hecho con un teléfono. La iglesia ha seguido haciendo su trabajo esencial y ha seguido adorando a Dios… porque cuando hay verdadero compromiso, verdadera entrega, verdadera devoción, verdadera alabanza, verdadera adoración, verdadera fraternidad y verdadera compasión… no se necesitan edificios o mega nadas. Se sigue adelante… como los discípulos… sin tener donde reposar cabeza… dando testimonio de que seguimos al maestro peregrino, cuya cúpula era el cielo y cuyas paredes eran los valles y los montes.


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