Éxodo 15,20-21
20 Entonces la profetisa María, que era hermana de Aarón, tomó un pandero, y todas las mujeres salieron danzando tras ella y tocando sus panderos. 21 Y María cantaba:
Canten en honor del Señor,
porque se ha engrandecido en gran manera:
¡ha echado en el mar al caballo y al jinete!
La sonrisa detrás de la máscara
Unos domingos atrás, el programa mañanero CBS This Morning presentó un reportaje en donde el reportero Jim Axelrod compartió una reflexión sobre la experiencia de ir al mercado y sentir una enorme gratitud por la persona que estaba cobrándole la compra. Él trató de sonreírle, para dejarle saber que le agradecía todo su esfuerzo y el riesgo que estaba enfrentando al trabajar allí. La persona no reaccionó y es ahí cuando Axelrod se da cuenta de que su sonrisa no se puede ver porque tiene una máscara. Esto llevó a que él comenzara a pensar en las sonrisas en tiempos de COVID y que la máscara era un llamado a encontrar una nueva manera de sonreír. De ese momento en adelante, él fue intencional en darle las gracias a las personas que encontró en su camino, velando que su tono y entonación comunicaran su gratitud. Su último pensamiento en el reportaje fue que debíamos encontrar nuevas maneras de sonreír.
Esta historia me hizo pensar en otra experiencia que tuve recientemente. El 29 de agosto, participe en una marcha en pro de la justicia racial que fue parte de la Semana de acción presbiteriana. Además de marchar, quería levantar mi voz de una manera diferente. Cuando Alonzo Johnson me invitó a tocar el Djembe (un tambor africano), encontré una nueva manera de levantar la voz. Sin embargo, también llevé un pandero. El pandero, si no lo conoces es un tambor que se usa en Puerto Rico y que parece una pandereta sin platillos. Ese instrumento se usa mucho en Puerto Rico cuando hay protestas para marcar el ritmo de la marcha y para ayudar a levantar el ánimo de la gente que está participando. El llevarlo también fue una manera nueva de cantar y de dar testimonio, desde mi identidad... proclamando que las vidas negras importan, al estilo puertorriqueño.
Definición de testimonio
Esta historia y esta experiencia me llevaron a pensar precisamente en lo que es dar testimonio. El sonreír da testimonio al sentimiento de gratitud. El tocar el pandero da testimonio de la necesidad de justicia. Eso me llevo a buscar en el diccionario para ver qué definiciones podía encontrar para la palabra testimonio. Una definición de testimonio puede ser «Una afirmación de algo. El término proviene del latín testimonium y está vinculado a una demostración o evidencia de la veracidad de una cosa». Se puede manifestar en silencios y en palabras. Alguien puede ser testigo de algo y permanecer en silencio. También una persona puede ser llamada a dar testimonio y a dar evidencia de que algo es verdad. Esta última es más una invitación a utilizar nuestra voz en una forma impactante para compartir lo que se ha visto o lo que se ha sentido con otras personas.
Cuando era pequeña, este segundo tipo de testimonio estaba muy presente en la iglesia. Durante el culto de adoración, la gente compartía sobre lo que Dios había hecho. Ellos y ellas hablaban sobre una oración que Dios había contestado o un momento en el que sintieron que Dios les había salvado de algo horrible. Lo que yo sentía al escuchar estos testimonios es que eran maneras de anunciar la presencia de Dios en el mundo, no como una abstracción teológica, sino como alguien que actúa, que se preocupa, y que ama a la humanidad de manera tan profunda... que está presente aún en las maneras más ínfimas... de tal manera que sabe cuántos cabellos tengo en la cabeza.
Por eso, el pasaje de la Biblia que habla sobre cómo María tomó la pandereta y comenzó a cantar, resuena en mi ser... porque es un ejemplo de cantar... de dar testimonio de una nueva manera.
Y María cantó
Aunque la canción de María es más corta que la de Moisés, siempre me ha encantado el pensar en esta mujer que toma su pandereta y que proclama para que todo el mundo la oiga... «Canten en honor del Señor, porque se ha engrandecido en gran manera: ¡ha echado en el mar al caballo y al jinete!». Me encanta esta ilustración, porque las mujeres en esos momentos no necesariamente tomaban un papel protagónico, alzando su voz en canción. En muchas ocasiones fueron testigos silentes de la historia. Y María, en ese momento (y quizás reflejando su carácter extrovertido ya que es ella y su iniciativa la que salvan a Moisés) no se aguanta y empieza a cantar.
Su canción declara el poder de Dios de mandar sobre las poderosas fuerzas de la naturaleza. Su voz declara que Dios a salvado a su pueblo. Todas sus palabras dan testimonio de que Dios ha vencido a las fuerzas de la guerra y de la opresión.
Ella canta e invita a cantar a otras mujeres con ella. Que momento más maravilloso, en el que podemos ver a esta mujer agarrando su pandereta y levantando su voz para declarar libertad y salvación, porque Dios ha liberado a su pueblo de la tiranía de Egipto. Sin embargo, al mirarla cantar... pienso en cuánto me hace falta sonreírle a otra persona, y cuánto me hace falta cantar con la iglesia.
Una nueva manera de cantar
Me hace falta cantar porque cantar cuenta historias. Me hace falta cantar precisamente porque es una de las maneras en que doy testimonio e invito a otras personas a dar testimonio y a alabar a Dios. Marcus, un amigo, compartió hace unos domingos atrás que él no se identificó como músico hasta hace poco. La música también es muy importante para mí, pero yo nunca me consideré cantante o líder de adoración hasta hace poco. Y cuando comencé a pensar en mi misma de esa manera... empezó la Pandemia y no lo he podido hacer más.
Sin embargo, en la misma manera que lo hizo Jim Axelrod, que invitó a quienes le vieron a encontrar otras maneras de sonreír... les quiero invitar a encontrar otras maneras de cantar y de dar testimonio. Creo que, de la misma manera que las sonrisas son contagiosas, el cantar y el dar testimonio también lo es. De hecho, pienso que el cantar y dar testimonio puede dar libertad y luz a una persona que está lidiando con una gran pérdida y un gran dolor.
En el ensayo On Witness and Respair: A Personal Tragedy Followed by Pandemic (Sobre el testimonio y el regreso de la esperanza: Una tragedia personal seguida de la pandemia) la aclamada novelista Jermyn Ward comparte cómo ella vio morir a su amado esposo y padre de sus hijos por causa del COVID-19. Ella escribe en medio de esta historia y del dolor que le causó y comparte la devastación que sintió cuando murió su esposo... pero... también comparte cómo el escuchar los testimonios a su alrededor le ayudaron a recuperar la esperanza y la fe. En el ensayo, ella comenta cómo llora cada vez que ve las protestas sobre justicia racial que han estado sucediendo. Ella dice...
«Cada día dan testimonio. Dan testimonio de la injusticia. Dan testimonio de que esto es América, este país que intentó enloquecernos y engañarnos durante... 400 años. Dan testimonio de que mi estado Mississippi, esperó hasta el 2013 para ratificar la decimotercera enmienda... y no removieron la bandera confederada de la bandera del estado hasta el 2020... Qué revelación es que otros den testimonio de nuestras batallas y se levanten... ellos salen en medio de una pandemia y marchan».
Yo pienso que ella usa la palabra «testimonio» en toda su amplitud. Ella mira en el silencio de su dolor... pero el testimonio, las palabras, las canciones, las marchas... impactan su ser porque ve como todo esto es una canción profética que denuncia... que da testimonio... que canta.
Ella termina su ensayo compartiendo las palabras de uno de los doctores de su esposo cuando este estaba a punto de morir. El doctor le dice que el último sentido que pierde el ser humano es la audición. El ser humano puede olvidarse de quién es... pero pueden escuchar una voz. Y ella termina diciendo que aunque ella esté pasando por un gran dolor... todavía escucha las voces que dicen... «te escucho... te escucho... tú dices... te amo... te amamos... aquí nos quedamos... les escucho decir... estamos aquí».
Como María... esta mujer también nos invita a cantar... a cantar sobre las injusticias que vemos a nuestro alrededor, porque, cuando lo hacemos, declaramos que Dios está cerca, que Dios nos cuida, que para Dios, las vidas que están al margen, que han sido olvidadas, que han sido hechas invisibles, que han sido violentadas... esas vidas... importan. De la misma forma en que Dios escuchó las voces de su pueblo en Egipto y le dio libertad... está haciendo lo mismo ahora... sin importar cuánto tiempo sea necesario... porque Dios no se da por vencido... porque Dios aquí se queda. Por eso, tenemos que encontrar nuevas formas de cantar y de dar testimonio... sea an Facebook o Instagram. Sea con nuestros pies y con nuestros panderos y panderetas. Sea teniendo conversaciones incómodas, que no tuvimos anteriormente. Necesitamos seguir cantando. Necesitamos seguir dando testimonio... porque alguien por ahí necesita escuchar la afirmación... estamos aquí... Dios está aquí.
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